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TME: ¿de qué estamos hablando?

Los trastornos musculoesqueléticos (TME) se producen gradualmente y pueden provocar la pérdida de función de un sistema musculoesquelético. Los trastornos musculoesqueléticos se manifiestan como dolor y molestias en el movimiento que, si no se controlan, pueden acabar provocando discapacidad en el trabajo y en la vida cotidiana.

Publicado en 5 noviembre 2020 - Manut-LM

¿Qué son los TME?

Los trastornos musculoesqueléticos (TME) son enfermedades que afectan a las articulaciones, los músculos y los nervios. Los TME tienen múltiples causas y están relacionados con el trabajo.

Los trastornos musculoesqueléticos (TME) son entonces responsables de dolores crónicos como el dolor de espalda, sobre todo en las vértebras cervicales o lumbares (cervicalgia y lumbalgia). Pero también provocan tendinitis en las muñecas, los codos, los hombros o incluso trastornos vasculares en las piernas.

Es la primera causa de enfermedad profesional en Francia y en los países industrializados. En 2018, más del 87% de estas enfermedades provocaron la paralización del trabajo o indemnizaciones económicas por secuelas.

Los TME se producen cuando existen riesgos laborales. Riesgo de manipulación manual, riesgo de malas posturas, tanto por llevar cargas pesadas como por malas posturas en la oficina. Riesgo de accidentes con equipos como carretillas elevadoras, riesgo de caídas debido al trabajo en altura. Estos riesgos son constantes y nos enfrentamos a ellos a diario, por eso es importante saber distinguirlos.

TME: entornos de riesgo

Afecta a todos los sectores de actividad, como la industria alimentaria, la metalurgia, la limpieza industrial, la construcción y las obras públicas, la gran distribución, etc.

En 2008, 350 médicos del trabajo realizaron una encuesta entre 5.000 empleados del sector minorista. Parece que hay más trastornos musculoesqueléticos entre los empleados del comercio: el 85% de los empleados del comercio sufre trastornos musculoesqueléticos, frente al 75% del conjunto de la población: el 60% tiene dolor de espalda y el 30% sufre dolor de muñecas y hombros.

Diferentes factores influirán en la aparición de TME;

El puesto de trabajo es un factor importante en los movimientos repetitivos. Transporte de cargas pesadas, movimientos precisos de pequeña amplitud, trabajo en altura con riesgo de caída, especialmente si se realiza en una postura incómoda. El uso de herramientas vibratorias o mecánicas, como un accidente con una carretilla elevadora. Ocupaciones que implican posturas de trabajo estáticas, como el trabajo con pantallas demasiado altas o demasiado bajas en relación con los ojos, el uso prolongado del ratón.

También hay que tener en cuenta otros factores, como los personales. El sexo de los trabajadores también influye. Las mujeres se ven más afectadas que los hombres. Se le asignan con más frecuencia tareas que requieren movimientos repetitivos de la mano a un ritmo elevado. Siguen haciendo la mayor parte de las tareas domésticas.

La edad también tiene un impacto significativo en los TME. Determinadas tensiones desencadenan trastornos musculoesqueléticos en los trabajadores de más de 50 años, mientras que no tienen ningún efecto en los trabajadores de 30 años. Un mal estado de salud favorece la aparición de trastornos musculoesqueléticos.

La organización del trabajo afecta a la psicología de los trabajadores y, por tanto, aumenta el riesgo de TME. El trabajo «justo a tiempo», la presión del tiempo, la mala organización del trabajo y la falta de satisfacción en el trabajo serán criterios para la aparición de TME. El lugar de trabajo también puede ser motivo de enfermedades profesionales. La escasa iluminación, los altos niveles de ruido o las malas condiciones térmicas pueden obligar al empleado a adoptar una postura incómoda para acercarse o alejarse de las fuentes de problemas.

Por tanto, es el desequilibrio entre las capacidades del trabajador y las exigencias a las que está expuesto lo que creará los TME.

TME, qué impacto para empresas y empleados

En total, 1 000 millones de euros cubiertos por las cotizaciones de los empleadores (Seguro de Enfermedad, 2014). 2 días de baja al año por persona (2004, INRS)

Para convencer a más directivos de empresa de que inviertan en programas de prevención de los TME, la Agencia Nacional Francesa para la Mejora de las Condiciones de Trabajo (Anact) propone un enfoque económico de estos problemas. Destacan tres tipos de costes relacionados con estas enfermedades: directos, indirectos y estratégicos.

Costes directos: son los más sencillos de analizar, e incluyen las cotizaciones al seguro de enfermedad (cuenta del empresario), las indemnizaciones pagadas a los empleados enfermos (ausencia, cuidados), los costes derivados de la búsqueda y adaptación de puestos de trabajo para los empleados afectados, por no mencionar el tiempo dedicado a gestionar los expedientes de los empleados afectados.

Anact estima sus costes en 2008 entre 100 y 500 euros al año y por empleado.

Costes indirectos: sustitución durante un paro o en caso de baja, pérdida de calidad durante el tiempo de formación de un nuevo empleado, pérdida de capacidad de producción.

De 2 a 7 veces superiores a los costes directos: de 200 a 3.500 euros al año por empleado.

Costes estratégicos: Son una estimación del impacto social de los TME en los límites de la empresa. Pueden ser sociales, con riesgos de conflicto o agotamiento, productivos, con la pérdida de cualificaciones de los empleados, económicos, con el impacto del exceso de personal causado por los TME tanto en los precios como en la competitividad, o éticos, con un deterioro de la imagen de la empresa ante sus clientes y empleados.

Una encuesta realizada en 2002 indica que los costes estratégicos se estiman entre 10 y 30 veces la suma de los otros dos costes, es decir, entre 1.000 y 3.500 euros al año por empleado.

TME: medidas preventivas que deben adoptarse

Para identificar y, por tanto, prevenir los riesgos de TME en su empresa, debe evaluar las tensiones biomecánicas. Así, los movimientos repetitivos, el mantenimiento prolongado de la misma postura, los esfuerzos excesivos o las amplitudes articulares extremas provocarán con toda seguridad TME en los trabajadores.

Apoyarse en una mano, utilizar objetos que vibran, trabajar frente a una pantalla también son causas de dolor que pueden evitarse fácilmente. La extensión repetida o prolongada del cuello, las posiciones extremas de las muñecas, trabajar por encima del nivel de los hombros y coger objetos más allá de la zona de confort son también fuentes de este tipo de trastornos. Por último, el estrés de un empleado aumentará el tono de sus músculos y favorecerá la aparición de TME en cuello, hombros y antebrazos.

El diseño ergonómico del puesto de trabajo aumenta tanto la productividad de la empresa como la comodidad y seguridad de los empleados.

Por eso es importante prevenir estos trastornos. Esta prevención debe realizarse a través de un diálogo entre la dirección y los empleados y requiere adaptaciones sencillas de los puestos de trabajo. También es importante asegurarse de que cada movimiento se realiza en la posición menos restrictiva para los músculos más solicitados.

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